Crueldad y belleza

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Crueldad y belleza


Cuando quieran ustedes obtener información genuina de hechos sociales, religiosos y políticos (culturales, de vez en cuando), diríjanse a una estética “popis”. Esto lo descubrí el día que por fuerza mayor tuve que entrar a uno; se casaba mi hermana y casi me amenazó de muerte si no lucía en su boda un peinado acartonado de salón. “Te prohíbo que te presentes a la ceremonia con tu cabeza de nadadora jubilada” (qué cruel, ¿verdad?)
Bien, hete aquí que me introduje en una elegante sala de Beauté. Para mí fue toda una revelación.  En cuanto pisé el umbral, fui presa del pánico; una señora con modales de generala sin previo aviso me despojó de mi saco y bolso, me colocó una bata helada de hule negro y sin esperar respuesta, dijo:
-Servicio completo, ¿verdad?
Yo me sentí automóvil viejo. Fui sentada, mas bien recostada en un sillón y con la cabeza colgada, regaderazo de agua muy caliente, profusión de champú. Todo entrando por oídos, ojos, cuello y espalda. “¿Por qué me lavará la cabeza?” pensé. Traslado a otro sitio y debajo de un hongo que me calentó aún más mi pobre cuero cabelludo. 10 minutos después la generala desapareció y una joven con ojos de lince, dijo:
-Necesita corte, tinte y peinado. Y mientras tanto, nuestra experta, la Señorita Güitrón, le reconstruirá las uñas. También tenemos a la experta en “patas de gallo”. La instalaremos en la sala de difusión. 
Pasé a otra sala, que mas bien tenía aspecto de salón de té: mesitas diseminadas, carros de servicio con pastelillos, pastas, café, etc. Y ahí se encontraba lo más granado de la colonia.
En el momento en que me senté, empecé a escuchar cosas increíbles. Al parecer, todas esas damas se conocían o su amistad era de “Estética”. Capté lo siguiente:
-¿Supieron que los Gallomalo echaron la casa por la ventana?
-¿Hicieron un fiestón?
-No, tiraron todos sus muebles. Dicen que el Señor Gallomalo fue nombrado Secretario.
-¡Ah!, eso me recuerda que el esposo de Magali Rulf huyó con su secretaría.
-Yo también lo habría hecho; Magali es una bruja amargada.
-A propósito de amarguras, Margari se operó la boca para hacer desaparecer su rictus amargo. Ahora parece “La mujer que ríe” y no precisamente de Víctor Hugo. ¡Oh!  Ahora que digo Hugo, ¿se enteraron que a Hugo Morrol le descubrieron un terrible fraude?
-Eso no es nada. Fraude, el de Celita Mignon. Me contaron que todo en ella es silicón y postizos.
-¡Ja, ja!, ahora que dicen postizos, ¿ya saben que Fernando Loyo usa bisoñé y que en plena asamblea se le cayó y el perrito mascota del presidente, lo masticó?
-Esto de “masticó” me recuerda que Jenny Toledo usa una reluciente dentadura postiza, lo descubrí porque castañeteaba un poco al hablar.
-Eso no es nada, los azules ojos de Magali no eran tal, se trataba de pupilentes.
-¿Pupilentes? Eso me trae a la memoria a la pupila de Raquel Almarez, ¿saben que se fugó con un seminarista?...
Dos horas después, salí con la espalda adolorida, portando un peinado de bomba, maquillaje de Geisha decadente; uñas de Cruela y todo un caudal para escribir un libro.
Llegué a casa, lavé mi cabello, me despojé de la máscara y arrojé al suelo las enormes uñas que me colocaron. Y pensé: “que mi hermana se case sin mí”.

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