Madres admirables

 




Madres admirables


Madres admirables, realmente las que pueden sobrevivir después de tanto festejo antes y durante el 10 de mayo.

Las compras
El regalo deseado… que nunca llega.
El regalo sorpresa… ¡espantoso!
El regalito de la nuera o yerno… solo para refundirlo en el sótano.
Obsequio elefante… del hijo que lo compró 10 minutos antes.
La línea blanca… (es lo peor). Eso de festejar a una dulce madre con una olla, sartén, lavadora, es el más terrible de los timos.
Alhajas… para la caja fuerte.
Pieles… al refrigerado.
Automóvil… lo usará el esposo.
Viaje… diferido.
Y así, no terminaría la lista.

La otra fase de este día tan singular, son las visitas de cajón.
Dos meses antes, las nueras y los pobres yernos, digo pobres porque ellos no se ocupan mucho de estos asuntos; empiezan a protestar y a curarse en salud: “Este año no voy a comer con tu mamá, ella tiene sus propias hijas, que festeje con ellas. Comeré con mi mamá que solo me tiene a mí”.

Las invitaciones
“Mamá, vístete con tus mejores galas, comeremos con el jefe”.
“Acepté una invitación para comer en el piso 42 con los primos de mi suegra” (y la pobre señora tiene mal de montaña).
A la esposa con 6 chiquillos: “Prepara comida para 30; viene mamá con mis hermanos, esposas e hijos”.
“Mamacita, como soy hijo único, invité a los cuates de la oficina para festejarte. Casi todos son poblanos - recuerda que la empresa es dulcera - Prepara mole y chiles en nogada. No te preocupes por el postre; ellos lo traerán.
Recién casado a su esposa:
- Chiquis, prepara todo. Festejaremos el día de la madre en nuestra casa de Cuernavaca.
- Eres un sol, esposito.
- Invité a mi mamá. Vendrán también mis hermanas y sus amigas. Seremos 35 a la mesa; no pongas cara de pescado de San Juan. Será una reunión inolvidable.

Casos especiales
Esposa arrumbada. Cada año se le saca, se le sacude, se le compra un vestido de barata, zapatos y bolsa. Comida en Xochimilco, rodeada de moscas.
Cabecita gris, rica. No tiene problema, pues le llueven las invitaciones: hijos, hijas, yernos, nueras se desviven por ella. La invitan al restaurante más lujoso y… ella paga.
Mamá con hijos de edad escolar: Tiene que ser internada en un hospital el día 11, después de 3 ó 4 festivales en el rayo del sol.
Mamás con hijos en el delicioso y terrible trance del noviazgo: Son las más halagadas; los novios y noviecitas de sus hijos son encantadores: obsequian hermosos ramos de flores exóticas… olvidando a la propia mamá, claro está.
Cabecitas blancas. No se acongojan porque se les visite o no. Los regalos que reciben los arrumban en un cajón; solo gozan viendo a los nietos y eso, un momentito.
Las generales (madres mandonas) ordenan, no sugieren lo que se les ha de obsequiar.
La astuta inventa un viaje fantasma.
La ingenua organiza un banquetazo para reunir a todo el árbol genealógico.
La madre intelectual se rodea de bichos extravagantes que declaman, cantan, bailan y al final, lloran.
La que piensa ser olvidada, se cura en salud y dice: “Tengo todo, por favor no gasten en regalos”.
La burlona se divierte más que nunca, viendo a su alrededor.
Sin embargo, y como decía al principio, todas son admirables por sortear con una enorme dignidad las situaciones chuscas, embarazosas, terribles, pesadas, asombrosas y espectaculares, que hacen las delicias del día de las madres.


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